COMO BUSCAR COLEGIO EN MADRID Y UN DÍA CON KATE TEMPEST

EL DISPARATADO PROCESO DE ADMISIÓN DE LOS COLEGIOS DE MADRID 

Si le preguntas a cualquiera que sea padre de niños pequeños —si son primerizos, peor— sobre la posibilidad de desarrollar una actividad intelectual, se reirán en tu cara.

Cada vez que te viene una idea genial a la cabeza, de esas que te hacen sonreír porque has dado con algo que puede servir, tu hijo llora grita o te dice que se ha hecho pis encima. Cuando reparas, la idea se ha ido, esfumado, solo hay un grueso muro infranqueable.

Yo sigo sin explicarme como un día conseguí hacerme la dichosa firma electrónica para realizar gestiones con la administración pública porque, si además del esfuerzo mental y físico tienes que añadir la multi-gestión que conlleva tener un hijo hoy, échate a llorar.

No pasa nada, yo lloro de vez en cuando, especialmente cuando me preparo el almuerzo y me doy cuenta que me lo he dejado en la puerta de la guardería cuando llego a la oficina.

Si una gestión con la administración en tu horario de oficina ya es un roto importante, el roto es un hoyo si a esto le unes el absurdo sistema de libre elección de colegio en la Comunidad de Madrid. Creado bajo el mandato de la mente privilegiada de Lady Esperanza Aguirre, cada Mayo todos los padres con hijos entre dos y tres años andan corriendo dibujando sus rutas por la ciudad con papeles bajo el brazo a la caza de los puntos.

       COMO FUNCIONA EL SISTEMA DE PUNTOS EN LA ADMISIÓN DE LOS COLEGIOS.

Yo quiero llevar a mi hija al colegio público más cercano de mi casa (5 minutos cronometrados bajo un día de lluvia), pero debido a la opción de libre elección de colegio, tengo que competir con todo Madrid dentro de un sistema de puntos.

Existe una serie de puntos que son comunes a todos los colegios y, a la vez, cada cole se guarda un punto basado en su propio criterio de elección: unos pueden ser por la cercanía, otros porque los elijas a ellos en primer lugar, y otros —y no me lo estoy inventando, que es un colegio de mi barrio— porque tengas colegas en el colegio.

A la hora de echar la solicitud de admisión, tienes que llevar cada uno de esos puntos sellados por cada colegio que pongas en tu lista. Si son 5, tendrás que llamar a la puerta de cada uno, dentro de la franja horaria que ellos disponen para poder atenderte.

Yo, por ejemplo, elijo en segundo lugar un colegio cuyo punto es la cercanía, y aunque tardo 30 minutos andando, cuento con ese punto si llevo un certificado de empadronamiento familiar para que me lo sellen.

Así que el otro día le dije a mi pareja, no te preocupes que yo me encargo de esta gestión.

Fui con mi volante de padrón al colegio dentro del horario establecido, me atendió la secretaria, encantadora, revisamos los papeles, me selló el punto, y me fui de allí contenta y llegando a mi oficina una hora tarde.

Por la noche, después de acostar a nuestra hija, rellenamos el papeleo de la suscripción, encantados de poder tachar una tarea más de nuestra lista interminable de “cosas por hacer”. Llegó la hora de escribir la lista de los colegios y comprobar que no falta ni un papel. Cuando revisamos mi gestión, efectivamente, estaba perfectamente cumplimentada, sólo que el que cumplía debidamente los requisitos para entrar en el colegio en cuestión no era mi hija, sino Francisco Javier Fernandez Martinez, su padre.

 

UN ANGEL LLAMADO KATE TEMPEST

Justo esa misma noche tuve que ir a buscar al aeropuerto a Kate Tempest, que vino un día a promocionar su nuevo disco The Book of Traps and Lessons, cuya publicación está prevista para el 14 de Junio. Es una chica tímida, como aparenta en las fotos, escondida detrás de unas muy corrientes gafas de pasta blanca

 

 

 

 

 

 

Kate es seria, pero su expresión es dulce y una trabajadora incansable, ha cumplido el plan de promoción a rajatabla, y entre entrevista y entrevista se tiraba en el sofá del hotel con su libro:

Age Of Anger : A History of the Present

Según lo que entendí, se trata de una reflexión acerca de los trastornos sociales, consecuencia de la modernidad atribuida a los países en vías de desarrollo, y estableciendo un paralelismo con lo sucedido en occidente con la revolución industrial.

De ella he descubierto también que le encanta la comida mediterránea, ha repetido unas alcachofas braseadas con un muy expresivo hummm. Me gusta la gente que disfruta comiendo y desconfío de los que hacen ascos a la comida y, sobre todo, si cogen la carta y eligen ellos cuando estas ejerciendo de anfitrión.

Solo me pasó una vez y fue con una conocida solista de un grupo americano y su manager que se dedicaron a elegir las típicas patatas bravas y tortilla de patata en un sitio de guiris (que eligieron ellas). Y después de hacerle irse a mi pobre socio en otro coche, por riesgo de contagio. Todo por un simple catarro.

 

De ella sé también que le incomodan las fotos, que es tímida, pero su gesto reservado puede cambiar en un santiamén y romper en carcajadas cuando le digo que a mí los conciertos en poquita cantidad, que a los festivales solo voy por trabajo y que prefiero estar en casa con mi familia.

Aunque no pude estar muy atenta a las entrevistas que hizo Kate, si tuviera que destacar algo, fue lo que contestó cuando le preguntaron que cuando la inspiración le brinda una idea, cómo sabe en cuál de sus facetas, la de escritora, poeta o compositora, va a encajar. A lo que ella contestó que no necesitaba reparar en ello, porque ya viene preconcebida en su debida forma.

Esto me recordó a la satisfacción que se puede experimentar en el improbable momento en el que una canción viene sola con su letra y melodía, resultando perfecta. Momentos de inspiración de los que sólo pocos como Tempest están dotados, y aunque yo creo que sólo picando piedra es como salen las cosas, es esta capacidad de percepción la que les diferencia a estos genios de los demás.

A mí me pasó solamente una vez, lo de que me viniera el paquete entero, letra y música: fue solo un estribillo y soñé con ello, y la verdad, creo que es de lo que más orgullosa me siento. A veces espío a mi hija jugando, canta y baila mucho dicho estribillo, y eso me llena de orgullo.

 

Os dejo con «Firesmoke» mientras espero las listas de admisión de los colegios.